Para los mexicanos, y para los de las Américas en general, la imagen de nuestra Señora de Guadalupe es la más reconocida. Uno puede encontrar en casi todas las parroquias de todos los pueblos y ciudades del continente la imagen de la Virgencita como se manifestó a san Juan Diego en 1531. Pero para los de Francia y de muchos otros lugares en Europa, la imagen más venerada es la de la aparición de Nuestra Señora de Lourdes en Francia, cuya fiesta celebramos hoy en el calendario romano. Como es el estilo y preferencia de María, Madre del Cielo--que siempre escoge a los humildes y sencillos del mundo para demostrar la magnitud, poder, y amor de Dios--ella escogió a Bernardita, una joven del rancho de Lourdes para su gran plan. Aquí hay una breve explicación de las apariciones de Nuestra Madre de Lourdes:
Seguro que van a reconocer el himno a la Virgen, que ha sido adaptado al español en nuestros tiempos.
En su Encíclica de 1957, el Papa Pío XII escribe:
"... El Siglo XIX, tras la tormenta revolucionaria, había de ser por muchos títulos el siglo de las predilecciones marianas. Para no citas más que un hecho, ¿quién no conoce hoy la medalla milagrosa? Revelada, en el corazón mismo de la capital francesa a una humilde hija de San Vicente de Paúl...... Y algunos años más tarde, del 11 de febrero al 16 de julio de 1958, la santa Virgen María se complació a hacer otro favor en manifestarse en la tierra pirinea a una niña piadosa y pura, hija de una familia cristiana, trabajadora en su pobreza. 'Ella acudió a Bernardita," Nosotros dijimos en otra ocasión, 'la hace su confidente, su colaboradora, instrumento de su ternura maternal y de la misteriosa omnipotencia de su Hijo, para restaurar el mundo en Cristo mediante una nueva e incomparable efusión de la Redención.'... En una sociedad que apenas tiene conciencia de los males que la minan, que encubre sus miserias y sus injusticias bajo apariencias prósperas, brillantes y despreocupadas, la Virgen Inmaculada, que nunca llegó a conocer el pecado, se manifiesta a una niña inocente. Con compasión maternal, recorre con la mirada este mundo rescatado por la sangre de su Hijo, en el que desgraciadamente el pecado causa a diario tantos desastres, y, por tres veces, lanza su apremiante llamamiento:¡Penitencia, penitencia, penitencia! E incluso pide gestos expresivos: 'Vayan a besar la tierra en señal de penitencia por los pecadores, y al gesto hay que unir la súplica: "Recen a Dios por los pecadores."'... Así como en los tiempos de Juan Bautista, como en los comienzos del ministerio de Jesús, la misma exhortación, fuerte y rigurosa, dicta a los hombres el camino del retorno a Dios: ¡Arrepiéntanse! Y ¿quién se atrevería a decir que esta incitación a la conversion del corazón ha perdido actualidad en nuestros días?... el mundo, que en nuestros días ofrece tantos justos motivos de orgullo y de esperanza, conoce también una temible tentación de materialismo...... Este materialismo no está solamente en la filosofía condenada que preside la política y la economía de una fracción de la humanidad; se manifiesta también en el amor al dinero, cuyos daños se amplifican en proporción con las empresas modernas, influyendo por desgracia en muchas determinaciones que pesan en la vida de los pueblos; se traduce en el culto del cuerpo, en la búsqueda excesiva del confort y en el alejamiento de toda austeridad de vida; lleva al desprecio de la vida humana, de la misma que se destruye antes de que haya visto la luz del día...... Atentos a su llamado, los sacerdotes deben atreverse a predicar a todos, sin temor, las grandes verdades de la salvación. En efecto, no hay renovación duradera si no se basa en los principios inmutables de la fe, y toca a los sacerdotes formar la conciencia del pueblo cristiano."
El Papa Pío XII
Encícilica La Pèlerinage a Lourdes
2 de Julio 1957
Ahora que estamos en tiempos de Septuagésima, y pronto empezaremos las practicas tradicionales de la Quadragésima (Cuaresma), debemos pensar en el mensaje de Nuestra Madre de Lourdes: penitencia, arrepentimiento, y oraciones por los pecadores.
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