Wednesday, February 26, 2020

Lecturas Durante la Cuaresma - Día 1

     Buenos días hermanos y feliz Cuaresma! Durante la Cuaresma, espero que tengan como parte de su plan cuaresmal, la lectura o de la biblia o de un libro espiritual. En el vlog les voy a presentar una secciones de lecturas del Nuevo Testamento que se conocen como las Cartas Católicas, que son: de las cartas de San Pedro, san Judas Tadeo, San Juan, y de las cartas cortas de San Pablo. Vamos a ver hasta donde vamos a llegar. Después de cada sección voy a poner mis comentarios en letra pesada.
     Hoy empezaré con la primera carta de San Pedro, capítulo uno:

Capítulo 1
1 Pedro, Apóstol de Jesucristo, saluda a los que viven como extranjeros, dispersos en el Ponto, en Galacia, Capadocia, Asia y Bitinia, a los que han sido elegidos
2 según la previsión de Dios Padre, y han sido santificados por el Espíritu para obedecer a Jesucristo y recibir la aspersión de su sangre. A ustedes, gracia y paz en abundancia.
3 Bendito sea Dios, el Padre de nuestro Señor Jesucristo, que en su gran misericordia, nos hizo renacer, por la resurrección de Jesucristo, a una esperanza viva,
4 a una herencia incorruptible, incontaminada e imperecedera, que ustedes tienen reservada en el cielo.

     Aquí encontramos una entrada típica de los tiempos de la Iglesia primitiva, el autor identificándose por nombre y por título: "Pedro, Apóstol de Jesucristo." Luego san Pedro saluda "a los que viven como extranjeros, dispersos..." Esos lugares pertenecen a la región bajo el Imperio Romano cercas al Mar Negro, al norte de Israel. Pedro había pasado por allí en su camino a Roma, y evidentemente bautizó y evangelizó a muchos. ¿Por qué "extranjeros"? Porque son ciudadanos del cielo, ya no de la tierra. No es cuestión de estar viviendo en la Tierra Santa, sino en la ciudadanía celestial por el bautizo.
   Luego an Pedro sigue con unas palabras sólidas y concretas, que hemos sido elegidos y santificados para obedecer a Jesucristo y recibir la aspersión de su sangre. Para no estar equivocados en pensar que el bautizo fue solamente una limpieza con agüita, el apóstol nos recuerda que pertenecemos a Cristo, que compartimos con él por su sangre. Por medio de esa elección, tenemos una herencia celestial, perfecta, inmaculada. No vivimos para este mundo solo sino para el mundo que viene.

5 Porque gracias a la fe, el poder de Dios los conserva para la salvación dispuesta a ser revelada en el momento final.
6 Por eso, ustedes se regocijan a pesar de las diversas pruebas que deben sufrir momentáneamente:
7 así, la fe de ustedes, una vez puesta a prueba, será mucho más valiosa que el oro perecedero purificado por el fuego, y se convertirá en motivo de alabanza, de gloria y de honor el día de la Revelación de Jesucristo.
     La fe, el don que recibimos en el bautismo, nos da el poder de Dios para conservar la salvación hasta el momento final, cuando el plan de Dios se revela. Mientras tanto, nos toca pasar por las pruebas de la fe, sufrimientos momentáneos... y que esto nos debe alegrar. No solamente aceptar, sino regocijarnos en ser probados, para que nuestra fe sea "más valiosa que el oro perecedero purificado por el fuego." Podemos imaginar que san Pedro habla de su corazón, de su experiencia de las pruebas en el fuego. ¿Qué esperamos nosotros? Reconocemos que queremos crecer en la santidad; le pedimos al Señor un aumento de la fe. Ahora entendemos un poco mejor cómo realizaremos esa bendición.

8 Porque ustedes lo aman sin haberlo visto, y creyendo en él sin verlo todavía, se alegran con un gozo indecible y lleno de gloria,
9 seguros de alcanzar el término de esa fe, que es la salvación.
10 Esta salvación ha sido objeto de la búsqueda y la investigación de los profetas que vaticinan sobre la gracia destinada a ustedes.
11 Ellos trataban de descubrir el tiempo y las circunstancias señaladas por el Espíritu de Cristo, que estaba presente en ellos y anunciaba anticipadamente los sufrimientos reservados a Cristo y la gloria que les seguiría.
12 A ellos les fue revelado que estaban al servicio de un mensaje destinado no a sí mismos, sino a ustedes. Y ahora ustedes han recibido el anuncio de ese mensaje por obra de quienes, bajo la acción del Espíritu Santo enviado desde el cielo, res trasmitieron le Buena Noticia que los ángeles ansían contemplar.
13 Por lo tanto, manténganse con el espíritu alerta, vivan sobriamente y pongan toda su esperanza en la gracia que recibirán cuando se manifieste Jesucristo.

     La importancia repetida, la conexión entre la fe y la salvación. Los profetas buscaban la salvación, a veces sin saber qué era lo que estaban buscando exactamente. Igual hoy, en estos tiempos, la gente busca la felicidad pasajera sin entender que el anhelo más profundo de su alma es la salvación. Si no tiene la gente la fe, si no saben que están en peligro de la condenación, que están en una esclavitud del pecado... no van a reconocer ni la salvación ni mucho menos al Salvador. Este mensaje está destinado, no a ellos, sino a nosotros.
     Hemos recibido la proclamación de la salvación por medio de los Apóstoles, enviados a anunciar la Buena Nueva, algo que los ángeles ansían contemplar. ¿Por qué ansían los ángeles contemplar esa proclamación? Fue la realización de sus deseos, cuando en el principio, tomaron la decision de servir al Señor para toda la eternidad, y los demonios rechazaron a ese servicio. Claro que los ángeles ansían ver la salvación de Cristo anunciada, el inicio de la obra redentora, su propio humilde trabajo realizado, y la gloria de Dios revelada per omnia sæcula sæculorum, por los siglos de los siglos.
     Esta pequeña sección del primer capítulo termina con una advertencia: que mantengamos la fe con una vida sobria, confiando con esperanza en la gracia que viene de Jesucristo. Es una carta alegre, llena de fe, con temas profundos de la salvación. Es una buena manera de empezar el tiempo santo de la Quadragesima, hermanos. Y que estas lecturas les ayuden a hacer más profunda su jornada con Cristo.