Sunday, March 22, 2020

Estación de la Santa Cruz en Jerusalén

     Cada día durante el tiempo de la Cuaresma, la Iglesia observa diferentes estaciones, o santos templos. Tradicionalmente, el papa visitaba a los varios templos de Roma, cuando era un poco más fácil ir caminando o viajando en barca. Hoy, el cuarto domingo de la Cuaresma, el papa visitaba a la Basílica de la Santa Cruz en Jerusalén. Este templo es interesante por varias razones, en particular, porque es donde Santa Elena, regresando de la Tierra Santa, depositó las reliquias de la Pasión que habían encontrado en Jerusalén. Entre esas reliquias hay: unas espinas de la Corona, fragmentos de la Santa Cruz, uno de los clavos de la Crucifixión, fragmentos de la columna de la Flagelación, y el títulus, o el letrero, que pusieron los soldados sobre la cabeza de Cristo, que dice en latín, griego, y hebreo: JESÚS de NAZARET, REY de los JUDÍOS.
     La Basílica celebra el día estacional con Misa, celebrada por uno de los cardenales, y de vez en cuando, por el mismo Papa. Las reliquias de la Pasión están expuestas para la veneración de la gente. Nos recuerdan que los eventos de la vida de Cristo no solo están en la Biblia, sino en la memoria y en la realidad física. ¡Tenemos muchas de las reliquias! ¿Cómo se sentirían, por ejemplo, mirar el títulus con la condenación de Jesús, con sus propios ojos; a ese letrero de oprobio que también nuestra Madre contemplaba?
     Una de las cosas que mucha gente no sabe de nuestra liturgia es que está muy asociada con las costumbres y los lugares de Roma. Así que, no apreciamos a Roma simplemente porque el papa vive allí, no solamente porque San Pedro y San Pablo murieron allí; la apreciamos porque le da profundidad y carácter romano a nuestro culto divino y a nuestra práctica de la fe. Las letanías, las canciones, el canto gregoriano, las vestimentas, los gestos, las procesiones, las estaciones... todo tiene un ritmo y una vida que son de Roma. Estamos conectados con el centro de la cristiandad por medio de la misma liturgia, que nos da conexión al Cielo.
     Hoy es, como ya dije, el cuarto domingo de la Cuaresma, también conocido como Domingo de Lætáre, o sea, Domingo de Alegría (literalmente: domingo de Alégrate). Toma su nombre por la primera palabra de la Antífona de Entrada (Introitus): Lætáre Jerúsalem: et convéntum fácite omnes qui dilígitis eam: guadéte cum lætítia, qui in tristítia fuistis... (Alégrate, Jerusalén, y regocíjense con ella, todos los que la aman; gócense los que estaban tristes...) Pero, ¿cómo amos a estar alegres en medio de Cuaresma, en medio del sufrimiento actual, en pensar en el sufrimiento de Cristo? Pues nos sirve como una pausa en las observancias cuaresmales y cómo momento de dar ánimos a los seguidores de Cristo, que somos, para esperar en la Resurrección que pasará después de la muerte del Cordero de Dios.
     Siguiendo la costumbre de meditar por una semana los misterios dolorosos del Santo Rosario, hoy empieza la consideración del cuarto misterio: Cristo carga con su Cruz. (Te adoramos, Señor, y te bendecimos... porque por tu santa Cruz redimiste al mundo.) El Señor ya está humillado y escupido y golpeado, muchas veces por nuestros pecados. Y ahora nuestro Dios y Señor Jesucristo tiene que cargar la Cruz. Nosotros espontáneamente nos apresuramos para ayudarle al Señor. Como Simón de Cirene, reconocemos que estamos llamados a "levantar nuestra cruz de cada día" y seguirle a Cristo. La levantamos como expiación por nuestros propios pecados; como reparación por los pecados de todo el mundo; como expresión de amor, tan débil y frágil que sea.
     Hermanos: pensemos hoy en nuestros hermanos por todos lados del mundo, muchos sufriendo bajo el terror de la plaga y de la peste, especialmente en Italia. Estamos conectados con ellos por medio de la liturgia celestial. Caminemos con ellos este camino de sufrimiento y de amor. Que encontremos la alegría y recordar que Jesús verdaderamente se encarnó, murió, y resucitó. Caminemos esa ruta con los papas, sucesores de Pedro, a visitar espiritualmente a los que están esperando un poco de luz, y proclamemos, con todos los santos: "Alégrate, Jerusalén, y regocíjense con ella, todos los que la aman."

No comments: