Capítulo 5
Lectura de la primera carta del apóstol San Pedro (5:1-14)
1 Exhorto a los presbíteros que están entre ustedes, siendo yo presbítero como ellos y testigo de los sufrimientos de Cristo y copartícipe de la gloria que va a ser revelada.
2 Apacienten el Rebaño de Dios, que les ha sido confiado; velen por él, no forzada, sino espontáneamente, como lo quiere Dios; no por un interés mezquino, sino con abnegación;

4 Y cuando llegue el Jefe de los pastores, recibirán la corona imperecedera de gloria.
La palabra que utiliza san Pedro, presbíteros, viene de la palabra griega presbyteroi que quiere decir algo como "mayores", o "ancianos", y luego como "sacerdotes". Aunque san Pedro se incluye en el número de los sacerdotes, y así es, se distingue como testigo de los sufrimientos de Cristo. Desde un principio, los apóstoles ordenaron a sus ayudantes (presbyteroi), como se encuentra en los Hechos de los Apóstoles 14:23. En este contexto, san Pedro exhorta a los sacerdotes a apacentar al rebaño de Dios con amor y no con interés mezquino, y les ofrece una idea en cómo guiar a las ovejas. Dice que los sacerdotes no deben "dominar a los que les han sido encomendados."El liderazgo se consiste, no en la dominación, sino en el amor. Es un recuerdo importante para nosotros, los sacerdotes, como debemos reflejar mejor a Cristo, el Buen Pastor.
5 De la misma manera, ustedes, los jóvenes, sométanse a los presbíteros. Que cada uno se revista de sentimientos de humildad para con los demás, porque Dios se opone a los orgullos y da su ayuda a los humildes.
6 Humíllense bajo la mano poderosa de Dios, para que él los eleve en el momento oportuno.
7 Descarguen en él todas sus inquietudes, ya que él los eleve en el momento oportuno.

9 Resístanlo firmes en la fe, sabiendo que sus hermanos dispersos por el mundo padecen los mismos sufrimientos que ustedes.
10 El Dios de toda gracia, que nos ha llamado a su gloria eterna en Cristo, después que hayan padecido un poco, los restablecerá y confirmará, los hará fuertes e inconmovibles.
11 ¡A él sea la gloria y el poder eternamente! Amén.
"Porque Dios se opone a los orgullos y da su ayuda a los humildes." Aquí recordamos las palabras del Magnificat, la oración de nuestra Madre Santísima cuando visitó a su prima santa Isabel: Depósuit poténtes de sede, et exaltavit húmiles. La humildad frente al sufrimiento y las inquietudes, la aceptación de su santa voluntad nos ayuda en momentos de crisis, como durante los tiempos de pestilencia o de guerra. "La humildad es la fuente y fundamento de todas las virtudes," dice san Juan María Vianney; "es la puerta por la cual todas las virtudes de Dios entran; es lo que da sabor a todas nuestras acciones... Finalmente, [la humildad] nos hace los maestros del corazón de Dios, a tal punto, podemos decir, que Dios es nuestro sirviente; porque Dios nunca ha podido resistir un corazón humilde." (Sermones, Domingo 10 después de Pentecostés) Aquí el santo Cura de Ars está hablando con hipérbole, o sea, con una exageración tolerable. Entendemos que Dios nunca es sirviente de nadie, pero tan grande es su amor por los humildes que es como si fuera sirviente a los que rezan y actúan con humildad. Por esa razón, nuestra Madre María, la más humilde, puede "mandar" a su Hijo.

12 Les escribo estas palabras por medio de Silvano, a quien considero un hermano fiel, para exhortarlos y atestiguar que esta es la verdadera gracia de Dios: permanezcan adheridos a ella.
13 La iglesia de Babilonia, que ha sido elegida como ustedes, los saluda, lo mismo que mi hijo Marcos.
14 Salúdense los unos a los otros con un beso de amor fraternal. Que descienda la paz sobre todos ustedes, los que están unidos a Cristo.
Silvano también acompañó a San Pablo (Hechos 15:36-18:22) en su segundo viaje a Grecia, y fue conocido también como "Silas" (Hechos 15:22). Entonces los cristianos de ese tiempo conocía muy bien a ese nombre. No podemos decir definitivamente si Silvano está traduciendo la carta por Pedro, o si está enviando la carta por Silvano.
"Babilonia" se refiere a Roma, el prototipo del mundo de idolatría, entonces san Pedro está diciendo que está escribiendo las carta en Roma. La comunidad de creyentes saluda a los que van a recibir la carta.

Así termina la primera carta de San Pedro, con el saludo final de la paz. La paz descienda sobre ustedes que están unidos A Cristo--yo aquí noto que no dice san Pedro "unidos en Cristo," sino "unidos a Cristo." Es casi igual, pero tiene énfasis en la union a Cristo, con Cristo que es el fundamento de nuestra unidad. En estos días, en que mucha gente habla de la unidad, nunca debemos olvidar la centralidad de Cristo como corazón de la unidad. No se encuentra la unidad en tener algunas cosas en común, no en los mismos gustos... se encuentra en Cristo.
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