Saturday, March 14, 2020

La Cuaresma Presente

     Cada mañana durante la Cuaresma, cuando empiezo a rezar las Matutinas, que es la primera hora del Oficio Romano, rezo con la Iglesia estas palabras: "Non sit vobis vanum mane súrgere ante lucem: * Quia promísit Dóminus corónam vigilántibus." En español la traducción es: Que no te sea vano levantarte temprano, antes de la luz: * Porque el Señor ha prometido una corona a los vigilantes. Cada día se escucha más ese nombre, coronavirus, que provoca el temor, el pánico, pensamientos deprimentes, la angustia, y el fatalismo. Yo, repitiendo la antífona varias veces durante las Matutinas, pienso: ¿Cuál corona prefiero: la corona del temor y de la desesperación, o la que Dios les da a los que vigilan y luchan en su nombre? La Corona de Espinas celebramos y honramos por ser un instrumento de la Pasión, por lo cual tenemos acceso a la vida eterna. Desde el punto de vista del mundo, de nuestra naturaleza caída, esa Corona no es nada más que un detalle del sufrimiento y de la tortura; para los que creen, es algo más grande.
     Nos encontramos en el tiempo de la Cuaresma. Nos habíamos comprometido a vivir con un poco más de sacrificio, oración, y obras de caridad. Hemos rezado más el Rosario y hemos acompañado al Señor Jesús en su Viacrucis. Y ahora, como San Simón de Cyrené, el Señor quiere que compartamos más íntimamente en su Cruz. Es una invitación a todos, pero debemos entender que es una invitación personal también. ...una corona a los vigilantes...
     Tradicionalmente, durante la Cuaresma, nuestras meditaciones se pueden corresponder con los Misterios Dolorosos del Rosario. La primera semana de la Cuaresma meditamos el Primer Misterio, Jesús en su Agonía en la Huerta. La segunda semana, que hemos vivido esta semana y que termina hoy, meditamos la Flagelación. Hoy en la tarde, cuando rezamos las Vísperas, empieza la tercera semana de la Cuaresma, y meditamos la Coronación de Espinas. Siguiendo el Rosario de san Luis Grignon de Montfort, la virtud que le pedimos al Señor en este misterio es el desprecio del mundo.
     Este mundo es transitorio, pasa rápido; el mundo físico no nos ofrece una casa permanente. Como dijo San Pedro en la lectura ayer, vivimos en este mundo como en una tienda de campaña. Además, el mundo, entendido como una fuente de tentaciones, va en contra del mensaje de Cristo; la concupiscencia (la inclinación a hacer el mal, que está en nosotros desde el primer instante de nuestra existencia, la herencia de Adán), el diablo (el príncipe de este mundo, el padre de la mentira, el que odia a Dios y a nosotros), y el mundo con todas sus vanidades y tentaciones) son las tres fuentes del pecado. El Señor hizo toda la creación bien; pero ahora, después del pecado, tenemos que observar un saludable desprecio del mundo, para estar libres a seguir voluntariamente y libremente a Cristo. Fácil no lo es; por eso practicamos la virtud del desprecio del mundo y meditamos la realidad de su esencia durante esta semana.
     Aquí tengo una devoción al Señor coronado de espinas que ustedes pueden meditar durante esta semana, para entrar más en la Pasión de Cristo y poder despreciar un poco más el mundo y su vanagloria. ROSARIO DE LA CORONA DE ESPINAS DE JESUCRISTO.
     ¡Qué la gracia del mistero de la Coronación de espinas descienda a nuestras almas!

No comments: