Monday, March 23, 2020

Novena al Perpetuo Socorro - Tercer Día

Novena de la Virgen del Perpetuo Socorro
     Delante de la imagen de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, se hace la señal de la Cruz. Antes de rezar la oración de cada día:

Me reconozco pecador
     Señor Jesús, mi salvador y redentor, reconozco el gran amor que me tienes, hasta haber dado tu vida por la mía. Me duele haberte ofendido; haber pecado contra ti y contra mi prójimo. Te ofrezco de ahora en adelante, con la ayuda de tu Santo Espíritu y la intercesión y perpetuo socorro de tu dulcísima Madre María Santísima, tratar de vivir como hijo tuyo. Amén.

Oración preparatoria para todos los días de la Novena
     Padre infinitamente sabio y misericordioso, que quisiste salvar a todos los hombres, enviando a tu Hijo Jesús, nacido de mujer, para que todos pudiéramos llegar a ser hijos tuyos, concédenos venerar a la gloriosa siempre Virgen María, Perpetuo Socorro de todos nosotros, sus hijos. Te lo pedimos por tu hijo Jesucristo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo. Amén.

Consideración: Dichosa y fiel la que creyó
     Cuando María supo que su anciana prima esperaba también un hijo, se puso en camino para visitarla y brindarle su apoyo. En cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó la criatura en su vientre y llena del Espíritu Santo exclamó: "¡Dichosa tú que has creído!, ¿quién soy yo para que me visite madre de mi Señor?"
     La fe de María iba creciendo calladamente. Aún cuando no comprendía todo lo que pasaba a su alrededor, su fe en Dios era firme. Por eso mereció el título de "dichosa y feliz."
     Ella nos enseña como tener fe ante las circunstancias de la vida, para encontrar en ellas mensajes de Dios. (petición)


Oración para todos los días a nuestra Señora del Perpetuo Socorro
     ¡Oh Virgen dulcísima, que para darnos confianza ilimitada tomaste el hermoso nombre de Madre del Perpetuo Socorro! Te suplicamos que nos socorras en todo momento y lugar: en nuestras tentaciones, después de nuestras caídas, y sobre todo, en el trance de la muerte, para que acudiendo siempre a ti, como a la más cariñosa de las madres, podamos alabarte y bendecirte en el cielo, por los siglos de los siglos. Amén.

Jaculatoria
     Virgen del Perpetuo Socorro: que tu nombre jamás se aparte de nuestros labios ni se aleje de nuestro corazón.

           Gozos
Socorro perpetuo eres
Ven pues te imploro
ven a mi socorro,
oh Madre de Bondad

Oye, Oh Virgen pura,
las súplicas fervorosas
que suben amorosas
a tu santo altar.

Manchado por culpa
la frente doblo y oro,
a tus pies imploro
clemencia y caridad.

Al alma descuidada,
libra de la tibieza,
y dale con presteza
fervor en la piedad.

En este triste valle
de padecer cansado,
de pido desdichado
consuelo celestial.

Si ruge la tormenta,
si mi virtud declina,
estrella matutina
mis fuerzas alienta.

A tu fiel devoto
del ánimo constante,
su paso vigilante
a la virtud guía.

En la postrera lucha
con la terrible muerte
feliz será mi suerte
si puedo exclamar.
                                             
En la prisión de fuego,
se dulce redentora,
mis penas, gran Señora,
dígnate aliviar.

Me sea permitido,
oh Madre tan querida,
por tierna despedida
cantemos sin cesar:
Ven a mi socorro
Madre de bondad.

Finalice rezando una Salve.   

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