Tuesday, March 10, 2020

Lectura De San Pedro - Parte 9

Lectura de la Segunda Carta del Apóstol San Pedro (4:7-19)

7 Ya se acerca el fin de todas las cosas: por eso, tengan la moderación y la sobriedad necesarias para poder orar.
8 Sobre todo, ámense profundamente los unos a los otros, porque el amor cubre todos los pecados.
9 Practiquen la hospitalidad, sin quejarse.
10 Pongan al servicio de los demás los dones que han recibido, como buenos administradores de la multiforme gracia de Dios.
11 El que ha recibido el don de la Palabra, que la enseñe como Palabra de Dios. El que ejerce un ministerio, que lo haga como quien recibe de Dios ese poder, para que Dios sea glorificado en todas las cosas, por Jesucristo. ¡A él sea la gloria y el poder, por los siglos de los siglos! Amén.
     Nuestros tiempos no son los primeros en que la gente pensó que el fin del mundo (físico) iba a suceder pronto. Uno lee en varios lugares de las escrituras que "se acerca el fin de todas las cosas". Eventualmente todas las cosas pasan, y solo Dios se queda; pero puede ser mil millones de años en el futuro que el mundo físico terminaría. Lo que sabemos y admitimos es que la vida propia de cada persona terminará dentro de unos años, tal vez ochenta, que no es nada en la gran esquema del tiempo. Por eso se necesita practicar la moderación y la sobriedad para poder orar. Ay, Señor, ¡cómo debemos orar! La oración, personal y pública, debe ser como nuestro aliento en la vida cristiana.
     Sigue el apóstol con la exhortación al amor, diciendo que cubre todos los pecados. Yo trato de recordarles a las personas que se encuentran en momentos difíciles, o si están lejos de Dios o viven en un estado de pecado, que el amor cubre una multitud de pecados. Para amar de verdad, debe considerar el bien del otro y la dignidad del otro. También debemos hacer penitencia por nuestros pecados, confesarnos con frecuencia y orar. Dice el Concilio de Trento: "[Este Sagrado Concilio] enseña además de esto, que aunque suceda alguna vez que esta contrición sea perfecta por la caridad, y reconcilie al hombre con Dios,  antes que efectivamente se reciba el sacramento de la Penitencia; sin embargo no debe atribuirse la reconciliación a la misma contrición, sin el propósito que se incluye en ella de recibir el Sacramento." (De sacramento pæniténtiæ, 4)

12 Queridos míos, no se extrañen de la violencia que se ha desatado contra ustedes para ponerlos a prueba, como si les sucediera algo extraordinario.
13 Alégrense en la medida en que puedan compartir los sufrimientos de Cristo. Así, cuando se manifieste su gloria, ustedes también desbordarán de gozo y de alegría.
14 Felices si son ultrajados por el nombre de Cristo, porque el Espíritu de gloria, el Espíritu de Dios, reposa sobre ustedes.
15 Que nadie tenga que sufrir como asesino, ladrón, malhechor o delator.
16 Pero si sufre por ser cristiano, que no se avergüence y glorifique a Dios por llevar ese nombre.
     Para no dejar por mucho tiempo el tema del sufrimiento, san Pedro otra vez nos conforta y nos fortaleza en el sufrimiento que vendrá a todos nosotros que llevamos el nombre de Cristo. Todos sufrimos, interiormente y exteriormente, pero es en la forma de aceptar el sufrimiento, levantar la cruz por amor a Dios, ofrecer el sufrimiento como oblación, santificarse por el castigo del sufrimiento... todo eso para poder alegrarnos "en la medida en que puedan compartir los sufrimientos de Cristo."
     San Juan Pablo II escribe: "A la perspectiva del reino De Dios está unida la esperanza de aquella gloria, cuyo comienzo está en la cruz de Cristo. La Resurrección ha revelado esta gloria--la gloria escatológica--que en la cruz de Cristo estaba complemente ofuscada pr la inmensidad del sufrimiento. Quienes participan en los sufrimientos de Cristo están también llamados, mediante sus propios sufrimientos, a tomar parte en la gloria." (Salvifici Doloris, 22)

17 Porque ha llegado el tiempo en que comenzará el juicio, empezando por la casa de Dios. Ahora bien, si el juicio comienza por nosotros, ¿cuál será la suerte de los que se niegan a creer en la Buena Noticia de Dios?
18 Si el justo apenas se salva, ¿qué pasará con el impío y el pecador?
19 Por lo tanto, aquellos que sufren conforme a la voluntad de Dios, practiquen el bien, poniéndose en las manos de su Creador, que es fiel.
     Esta líneas nos recuerdan de las palabras de Cristo a las santas mujeres de Jerusalén en la octava estación del Viacrucis: "¡Hijas de Jerusalén!, no lloren por mí; lloren más bien por ustedes y por sus hijos... Porque si así tratan a la leña verde, ¿qué será de la leña seca?"Esto no quiere decir que, "bueno, ustedes están solos en esto," sino, que por amor, debemos preocuparnos por los que desconocen a Dios. Es un deber nuestro rezar por los que están lejos de Cristo y evangelizarlos en cuanto podamos.
     Finalmente, nos dice san Pedro que el sufrimiento viene conforme a la voluntad de Dios, que nada se escapa de la providencia celestial. A veces somos la causa del sufrimiento, por nuestros malos pasos y decisiones, y a veces no sabemos como salir de la miseria que nuestras decisiones provocaron. A veces sufrimos por las circunstancias de la vida, por las decisiones de otras personas, por actos de la naturaleza. En el uno y en el otro, nos ponemos en las manos de nuestro Creador, porque él es fiel no abandona a Sus hijos.

1 comment:

Albery said...

Cierto el nunca nos abandona 🙏